Tocamos dijo Ramos

Nada de "cagamos". Esta vez Ramos dijo "tocamos", y allá fuimos: autopista, Rivadavia al fondo y llegamos al Oeste, el punto cardinal preferido del palo. Nada hacía suponer desde afuera que dentro de esa casa en esa esquina de Ramos Mejía habría rock una rato más tarde. Pero así fue, se abrió una puerta y apareció toda la buena onda del Centro Cultural Ñuque Cuyen. Prueba de sonido, festival de pizzas en algún bar de de la zona y largó el show. Primero los chicos de Saint Paris dieron un muy buen show y se coparon luego al quedarse, junto con parte de su gente, a ver el de Anzuelos, que esta vez no tuvo acústico ni repertorio al revés. Fue un "regreso a las bases": un rock potente que incluyó el flamante "Dulces esqueletos", que lleva la impronta de la banda: power rock con varios cambios de ritmo; "Una Luz en la Ciudad" lo más rockero de "Desde el Umbral"; y la reaparición de "El Salmón", un cover que hacía rato no se tocaba. Para el público más tranqui, no faltaron canciones como "Refugio" y "El Marinero".
Mención aparte merece la gente, que se mostró muy receptiva: tanto quienes nos fueron a ver desde Capital, como quienes se acercaron desde lugares más cercanos a Ramos incluyendo a quienes, como ya se dijo, se quedaron a vernos tras el show de Saint Paris: a todos, gracias por coparse (para no decir "gracias totales...").